lunes, 15 de septiembre de 2008

NUEVA "MISTERIOSA BUENOS AIRES"

Este trabajo parte de la lectura completa de Misteriosa Buenos Aires , de Manuel Mujica Láinez.
La consigna fue, crear nuevas historias consignando la fecha de las mismas imitando el formato del libro.

MACARENA CHEJOLÁN 2°4°

El último llanto

Lisabeta de Salamanca era la hija adorada del gobernador, de clase muy alta, pero de buen corazón. lan Airén era un chico muy humilde y pobre. Se conocieron una vez en la calle de casualidad y desde entonces no hubo día que no se vieran. Salían a escondidas a la media noche, cuando solo la luz de los faroles los veían. A medida que pasaban los días se enamoraban más y más. Si alguien se enteraba del amor que guardaban a ella la castigarían y la obligarían a casarse con algún desconocido de su clase y a él seguramente lo matarían. Por que sería una verdadera vergüenza para la familia, que la hija de un hombre tan importante como lo era el señor Ricardo de Salamanca tuviera un noviazgo con un muchacho tan poca cosa.
Todas las noches cuando se veían, ella le enseñaba a leer y a escribir. Él aprendía con mucha emoción. Eran muy felices juntos, él la quería y mucho. No había nada más importante que ella en su vida. Y ella lo amaba como a nadie, soñaban con un día escaparse y casarse, para ser completamente felices.
Un día todo en sus vidas se les derrumbó. Al padre de lan, Justo Airén, le llego una oportunidad para ir al exterior. Le ofrecían casa y trabajo, Justo y su mujer decidieron aceptar la oportunidad y marcharse.
Esa noche lan se despidió de Lisabeta, le prometió amor eterno, ella lloraba sin cesar y le dio un anillo fabricado con hilos de colores. Se comprometieron a escondidas, esa noche de agosto aunque haya sido de mentira.
Ya han pasado diez años de cuando él se marchó, todo sigue igual, ella lo recuerda cada noche como la primera vez. Seguía teniendo puesto el anillo en su dedo anular de la mano izquierda. Durante los diez años de ausencia de lan, ella había rechazado a cuanto muchacho se le cruzaba.
Una mañana cuando se levantó, decidió ir a buscarlo, sabía que estaba en la ciudad de México. Ya tenía edad suficiente para decidir lo que quería. Y fue así como fue en busca de su amor. Cuando llegó a la ciudad tardó once días en encontrar la casa de los Airén.
La casa era grande y muy linda, Justo la atendió muy amablemente y le dio la peor noticia que podía recibir, le dijo que Ian había muerto el pasado 12 de septiembre. Ella se largó a llorar. Fue un llanto profundo y doloroso, un llanto como el de una madre cuando pierde a su hijo, un llanto único. Justo le dijo que antes de que él muriera, le había dejado una carta para que se la entregara a ella. Lisabeta la tomó y se marchó
Sentada en el pasto suave leyó la carta que decía:
Mí querida Lisabeta:
Me he tenido que marchar. Lejos de ti nada fue igual. No he pasado un día sin pensar en ti. Fuiste lo mas importante que he tenido, por que tu fuiste mi corazón.
Mi querida Lisabeta en mi corazón yo siempre estuve casado contigo.
Con todo el amor que te pude brindar te digo gracias por hacerme sentir el hombre más feliz.
Ian Airén de Salamanca.

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