lunes, 15 de septiembre de 2008

NUEVA " MISTERIOSA BUENOS AIRES"

Este trabajo parte de la lectura completa de Misteriosa Buenos Aires , de Manuel Mujica Láinez.
La consigna fue, crear nuevas historias consignando la fecha de las mismas imitando el formato del libro.

NAHUEL MURRU 2° 4°
Dos vidas paralelas
1994


Era un día como cualquier otro en la comercial calle Pasteur. Nadie se imaginaría que a las 9:53 de la mañana del 18 de julio de 1994 la muerte estaría rondando por allí. En realidad se escondía en un inocente vehículo que pasaba por la sede de la AMIA a la altura de Pasteur al 600. Entre otros, ésta se fijó en dos personas, la más pequeña que tenía 5 años y la más grande que tenía 73. Ambos con diferentes historias de vida pero que ese día fueron unidas para siempre.
Uno se llamaba Sebastián, que caminaba por allí con su mamá Rosa en dirección al Hospital de Clínicas. El otro era Faiwel o Pablo. Un polaco nacionalizado argentino que estaba esperando trabajo en la sede.
Unos días antes Sebastián le había preguntado a su madre donde estaba el Abuelo Julio y cuando ella le contestó que estaba en el cielo el repreguntó:-“¿Cuándo se van las personas al cielo?
La mamá respondió:-“Cuando se hacen viejitas. Su alma se sale del cuerpo y se va al cielo. Pero para eso tenés que ser muy bueno”. A Seby le preocupaba que su mamá se fuera al cielo por eso dijo:-“En ese momento voy a estar al lado tuyo, te voy a agarrar el alma y no la voy a dejar subir así te quedas conmigo”. Ese terrible día hace 14 años Sebastián murió entre los escombros y su alma se fue al cielo con sus abuelitos Julio y José.
La otra vida, entre todas las que se llevó la muerte, fue la de Faiwel o Pablo. Este polaco desocupado había llegado a la Argentina a los 8 años e incorporó inmediatamente las costumbres típicas de nuestro país junto con las tradicionales del suyo. Así es como mezclaba el mate con el Leikej de miel y los asados con los Varenikes. Era porfiado y le gustaba discutir. Le decía siempre a su sobrino:-“Venite a tomar unos mates y peleamos un poquito”. Fue sastre, llegó a tener un taller y luego fue empleado. Fue descartado del trabajo como muchos otros argentinos y ese día fatal encontró la muerte en la bolsa de trabajo de la AMIA.
Esta muerte absurda no los discriminó; se los llevó tanto al pequeño como al anciano, al judío como al no judío, al que caminaba por la vereda como al que atentaba en el corazón del edificio. Ambos permanecerán en las memorias de todos para recordar el dolor que no cesa. Sebastián y Faiwel son las puntas de la vida que se encontraron en la muerte.

No hay comentarios: