sábado, 11 de octubre de 2008

AUTOBIOGRAFÍAS


Autobiografía
A pesar de que sea algo un tanto inusual, mi primer recuerdo de vida fue al año y dos meses de edad. Es muy breve, mi abuelo me estaba enseñando a caminar en su garage y aprendí. Luego no me acuerdo de lo que pasó ahí, hay como una pausa en la mitad. Pero el desenlace sí lo tengo, es sólo una muy nítida imagen de la cara de mi mamá. No sé por qué tengo esa imagen, pero sospecho que fue una de las sonrisas más grandes que tuvo.
Esta fotografía de mi mente la recordé hace poco, cuando mi madre intentó hacer caminar a mi hermana más chiquita.
A mí los deportes por lo general no suelen agradarme en lo absoluto (a casi nadie de mi familia le agradan), pero caminar para mí es algo que me fascina. Los lunes camino 80 cuadras, los martes 40, los miércoles 80, los jueves 70 y los viernes 95. Eso es porque me gusta volver caminando de todos lados y siempre me bajo de los colectivos antes de llegar a destino. Lo más posible es que caminar sea uno de mis gustos preferidos y de mis costumbres diarias, gracias a mamá, no sólo por ese recuerdo que tengo, sino porque ella siempre me hacía caminar y al principio me molestaba, luego me fue gustando de a poco, hasta que me encantó.
También hay otras cosas que me fascinan, como leer y eso también es gracias a ella, porque me contaba historias de muy chica desde el año, a pesar de que no podía comprender absolutamente nada.
Micaela de Luca Geloso.

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