domingo, 13 de junio de 2010

Crónicando


Consigna: Las Crónicas de la Conquista están escritas desde la mirada del cronista que vino con los conquistadores españoles. ¿Cómo contarían los habitantes de Lambaré, uno de los pueblos guaraníes, el ataque de los españoles? Rescriban el ataque tal como lo relataría un guaraní o cairo.

Sheila y Natalí 1º 1º
… en días de muy poca cosecha comenzamos a recibir noticias alarmantes, que decían que en muy poco tiempo vendrían personas de raza blanca para invadir y apoderarse de nuestras tierras.
Con compañeros que vivían en el mismo pueblo que nosotros nos organizamos para reunir más gente. Llegamos a tener aproximadamente 40.000 hombres.
En los siguientes días comenzamos a planificar y a hacer trampas. Una de éstas fue hacer una fosa muy honda en la que había centenares de lanzas con la parte más filosa hacia arriba y para que no se den cuenta tapamos la entrada con muchas plantas y ramas.
Después de tanta espera llegó el gran día. Ese día vimos una multitud de gente blanca que se acercaba cada vez más hacia nosotros. Tenían una forma muy ridícula y particular de vestirse, llevaban puesto algo que los cubría que parecía un material plateado y resistente.
Llevaban armas de fuego que nos asustaban pero igualmente no nos alejábamos. Sus armas no funcionaban porque les faltaba algo a lo que ellos llamaban "pólvora". Eso fue un gran beneficio para nosotros, gracias a esto pudimos atacar con las lanzas y finalmente ganamos.



Ramiro 1º1º

Estábamos tranquilos en nuestros recintos cuando escuchamos un estruendo. De pronto vimos afuera de Lambaré unos cuantos hombres raros con ropa extraña y unas cosas de metal bastante largas en las manos. Nosotros nos estremecimos. Vimos que no eran amigables así que decidimos armarnos por las dudas.
Les advertimos que se fueran pero insistían en entrar a nuestra ciudad, Lambaré. Nosotros no nos íbamos a quedar atrás, así que decidimos atacarlos con nuestros arcos y flechas. Ellos se enojaron y decidieron disparar sus cosas de metal, escuchamos un estruendo muy fuerte y vimos que caía nuestra gente. Nos asustamos mucho porque no veíamos flechas ni nada contundente por eso decidimos huir. En la desesperación muchos de nosotros entramos a Lambaré, pero cientos cayeron en los posos. Defendimos la ciudad durante dos días pero temíamos por nuestras mujeres e hijos. Nuestro jefe fue con el general blanco y le pidió disculpas y le dijo que haríamos lo que ellos quisieran.


María José 1º1º

Ese día yo estaba con mi madre y los guerreros guaraníes llegaron buscando a mi padre, yo no debía escuchar pero la curiosidad me llevó a oír lo que le decían; le comunicaron que unos hombres blancos con ropas que reflejaban la luz habían atacado al pueblo vecino. Pronto vendrían por nosotros.
A la mañana siguiente me levanté y casi todos los habitantes estaban trabajando, cavando hoyos y cubriéndolos para que los blancos cayeran en ellos. Me llamó la atención uno de los hoyos del cual sacaron mucha más tierra y era mucho más hondo que el resto.
Los blancos atacaron cuando el sol se estaba ocultando, mi padre estaba luchando junto a los demás guerreros guaraníes. El mensajero nos comunicaba paso por paso lo que debíamos hacer.
Era un plan perfecto, en el hoyo que habían demorado más se había realizado un escondite. Todos los habitantes nos tiramos allí, las madres e hijos nos escondimos en ese un lugar bajo la tierra mientras que los guerreros caminaban sigilosamente por un pasadizo. Los blancos seguramente pensaron que habíamos muerto y bajaron la guardia. En ese momento los guerreros guaraníes atacaron por detrás a los blancos, estos habían pensado que nos habían vencido pero en cuanto vieron la estrategia de los guaraníes huyeron.
Todos salimos de nuestro escondite y la paz volvió a nuestro pueblo, Lambaré.



Jazmín 1º1º

Nosotros estábamos tranquilos en nuestra aldea y los niños jugaban con los animales que rodeaban las casas, las mujeres arreglaban y ordenaban las chozas y todo estaba en paz. Nosotros, los soldados de la tribu estábamos vigilando los alrededores de la aldea para mayor seguridad. Entonces de golpe escuchamos un estruendo y gritos, avisamos a la aldea y corrimos a buscar las armas, los arcos y flechas. Desde la altura de una torre pudimos ver cómo una tropa de hombres pálidos con ropa azul y roja se acercaba a nuestra aldea con unas armas negras que destruían todo a su paso y hacían muchísimo ruido.
Nosotros nos asustamos mucho, pero debíamos combatir a esos invasores blancos para defender nuestro pueblo.
La valentía nos sobraba pero cuando entramos en batalla nuestros amigos y colegas caían heridos al suelo, eran heridas incurables, tratábamos de llevar a los lastimados a la aldea de regreso ya que no podían seguir en combate. Por esto había pocos soldados en la batalla, y los hombres blancos mataban a cualquiera que se le acercara y nosotros les dábamos flechazos pero ellos no caían y no se daban por vencidos. Pero nosotros conocíamos todas las tierras de nuestros alrededores, por esto planeamos hacerles una emboscada y desviarlos del camino hacia la aldea.
Nosotros guiamos a los invasores hacia un precipicio oculto entre la maleza y todos cayeron en la trampa tontamente, uno tras otro se tropezaron con las raíces y ramas que había en el suelo.
Solo sobrevivieron unos pocos, los cuales dejamos escapar por donde vinieron. Pero antes les hicimos jurar que no volverían a nuestras tierras nunca más porque sino no tendríamos piedad en la batalla y mucho menos con los sobrevivientes.
Con estas frases los blancos huyeron desesperados en sus grandes barcos y nosotros pudimos vivir en paz y armonía, pero sin olvidar que pudimos vencer a unos hombres blancos con arcos y flechas y sobre todo con astucia y una buena estrategia.